jueves, 20 de abril de 2023

AUDIBLE OPINIÓN: COCO CHANEL


La puesta en escena de una mujer con el tobillo desnudo, se convirtió en una de las rebeldías que más asombraron a beatas y conservadores férreos.

Una rebelión en crescendo que ha logrado poner a la luz, de manera escalonada en el tiempo, otras partes de su cuerpo. La idea de cortar tela inservible, pasó por el charlestón hasta llegar a la moda actual que sugiere desde un sencillo escote sin mangas y con falda por encima de las rodillas, a la presentación de una película en traje de noche de medio metro cuadrado. A excepción de este último ejemplo, la duda a «qué me pongo hoy», es resuelta con el popular axioma: «no pretendo atraer a los hombres, sino gustarme a mí...» y si es casada, ha de añadirse «y a mi marido». En resumen, la mujer viste con menos trapo y más ajustado, para gustarse.

¿Hasta qué extremo están dispuestas a reducir su vestimenta para agradarse a sí mismas?

Corto o escotado, es lo de menos. Soy de la opinión de Coco Chanel «Viste vulgar y solo verán el vestido. Viste elegante y verán a la mujer».

AUDIBLE.



   

sábado, 1 de abril de 2023

AUDIO MICRORRELATO: «A JIERRO» CARTA II DE III

PRÓLOGO: EL DESCUBRIMIENTO
Texto CARTA I   Texto CARTA II   Texto CARTA III   Audible CARTA I   Audible CARTA II   Audible CARTA III

AUDIO MICRORRELATO: «A JIERRO» CARTA II DE III

Es la segunda de las cartas halladas en:

El Ronquillo, Sierra Norte de Sevilla. El 24 de diciembre de 1992.

Monito, se acercó a consolar a Cornelia y puso en su mano la carta que Luis Gutiérrez escribió antes de morir. Es una declaración de amor.

Fragmento

Carta II

• Hallada en la laguna de los Cachones en 1992.
• Testimonio sobre papel china.
• Tipo de doblado: ventana. Sello roto, de lacre rojo amarillento.
• Dirigida a:

Cornelia Barón López

Sevilla, 20 de enero de 1809.

No es el delirio el que mueve el metal del canutero. La fiebre debilita mi mano, pero la mente demanda un último esfuerzo antes de que llegue la muerte, necesito confesar la pasión que por ti siento y de la locura que me llevó a desearte en cuerpo y alma. Perdona a este pobre moribundo que desde la distancia espió tus actos revolucionarios hasta que decidiste escapar de la presión de la iglesia. [...]